Tan ardientes nuestros besos
Tan ardientes nuestros besos
que se queman nuestros cuerpos
los incandescentes sentires
que al juntar nuestros vivires
se convierten en llamas incombustibles
perennes en los tiempos
mientras duren nuestros besos.
Tiembla la tierra
latires de corazón
terremotos sin dolor
cargados de eterna pasión.
El trueno se silencia
el rayo se ciega
cuando erupciona esa tensión
contenida en el corazón.
Nuestra lava en el mar
isla nueva por nos formada
flores a mansalva
sobre las cenizas salvadas
regadas por nuestras alegres lágrimas
las de felicidad por ambos soltadas.
Arden nuestros labios al juntarse
sempiternas llamas inagotables
entre abrazos apretantes
por si solos gratificantes.
Tan ardientes nuestros besos
su sola luz más fuerte que el rayo
su estruendo más duro que el trueno
nuestros cuerpos abrazados
más allá de cualquier tiempo.
Toni Oliver
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