El osito de
peluche
De manos cálidas
al mar caíste
te arrastraron las olas
sin piedad no pasión
por los embravecidos mares
llenos de peligros salvajes
hasta que en uno de sus enfados
entre las rocas te escupió
como un desecho de un naufragio.
En la prensa no sales
tan poca cosa eres
que para ellos nada vales.
Se olvidan del reino que tenías
de lo que querido y de lo que te amaban
de las lágrimas por tu naufragio
y que algún niño
al mar mira todas las mañanas
esperando que aparezcas
para mimarte con cariño
en un mundo lleno de esperanzas.
Sobre las rocas yaces
abandonado en la nada
brazos abiertos pidiendo ayuda
convertidos en desesperanza.
Toni Oliver
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