Microrelato prosado
El aire que respiramos
Estaba Don Simprosio
el el parque echado
del duro día descansando
de su casa y trabajo lo habían sacado.
Los soldados en formación llegaron
a patadas y a palos lo esposaron
hasta la cárcel lo arrastraron
las cuotas del aire no había pagado.
Al juez lo presentaron
por no pagar el aire respirado
esas cuotas que ha impuesto el Estado
a todo ser que respire en su suelo pisado.
A trabajos forzados lo condenaron
hasta que pagara lo adeudado
sueldo por los trabajos no le pagaron
de por vida a trabajos condenado.
Toni Oliver
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