La espada clavada en la piedra
Guardaban los rayos la espada
en la piedra clavada
por mano de su dueño
hasta que otro con mérito
desclavarla osara.
Tormentas de rayos
sobre los osados descargaban
si el osado méritos no hallaba
los huesos de los que lo intentaron
decoraban su estado.
De entre los rayos llegó
un apuesto joven
más como ciego por la luz estaba
lo mismo una apuesta joven se hallaba.
Inocente y sin más
la espada de su puño agarró
sin esfuerzo alguno de la roca sacó
al tiempo que le brillo de su hoja
la tierra iluminó.
Con la espada empuñada
al cielo apuntó
los rayos sobre ella se clavaron
la fuerza del universo
en él o ella quedó.
Toni Oliver
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