El anciano
Me contaba el anciano
curtido andaluz
de tanto de sol a sol
trabajar esos campos
de ese señorito inalmado
que con el fruto de sus campos
se regodea de acumularlos
sin importar el hambre
de quien con sus manos
sangrientas y despellejadas
los han trabajado.
El dinero ser debería
como los ajos que al año
se pudren sin poder remediarlo.
Contaba entre vaso y vaso
de vino cada vez llenados
el desprecio de esos señoritos
dueños de todo el espacio
esos que ni para macetas
dejan un palmo cuadrado
para que una flor crezca
para el regocijo
del trabajador agotado.
De sus labios penas y penurias
las confirman sus arrugas
por todo el rostro repartidas
remarcadas en las manos
hasta las palabras
arrugadas de sus labios.
Sigue la charla entre vaso y vaso
sorbo tras sorbo
las lágrimas en esos ojos
recordando ese pasado
por el ya vivido
y sus hijos heredado...
Toni Oliver
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