En un país lejano
En un país lejano, quizás no tanto, o
a lo mejor hasta vivimos en el. Había un malvado gobernante, ya
caduco y con muchos años, que al pueblo gobernó por la imposición
de la fuerza y dureza, aniquilando al que a su plan se opusiera.
Un buen día, viendo que mucho no le
quedaba de vida decidió buscar un suplente, al que encontró en el
hijo de quien debería gobernar siguiendo los antiguos cánones,
saltando dinastías y otros menesteres fue adiestrando a ese muchacho
a gobernar con férrea mano al servil pueblo para que servil fuera
siendo.
Con el tiempo el malvado gobernante al
otro mundo se desplazó con ayuda de sus socios mangantes con sotana
y traje y el joven muchacho el poder asumió.
Más el pueblo estaba revuelto, el
malvado gobernante casi cincuenta años dando palos a los ya
aborregados ciudadanos, pero en lobos podían convertirse a lo que el
joven gobernante buscaba una salida para que sangre no hubiera, pero
el poder no perdiera.
Entre sus ministros un plan prepararon,
democracia le llamaron, eso era una especie de gobierno de otros
lados, sonaba bien, pero había que hacerlo con tiento, pues el poder
podían perder.
Una constitución escribieron, con
bombo y platillo la publicaron, más a todo el mundo engañaron, pes
en ella misma las trampas ya se colocaron, contradicciones en ella
misma, más si no bastaba, manipularon el valor de los votos, más el
inculto pueblo, el de aquellos momentos todo se lo tragó.
La farsa había empezado, cambió todo
a ser democrático, bueno, en apariencia, más los mismos seguían
gobernando, el poder no habían dejado, sólo maquillado.
El tiempo fue pasando y hasta un país
democrático parecía, cambios de gobierno y todo el mundo eso creía,
hasta el más rojo rojo parecía. Hasta que un buen día, unas
personas oscuras por dentro y por fuera, con traje y corbata, los
adoradores del capital, al rojo gobierno convencieron de que todo lo
del pueblo a sus manos tenía que ir a parar.
Poco apoco ese rojo gobierno a oscuro
pasó, casi medio estado al capital vendió, del pueblo se olvidó.
Otro más servil y afin al adinerado
llegó, lo que quedaba o casi, también al capital regaló, también
del pueblo se olvidó, bueno, más bien no, ya con el no contaba,
sólo lo necesitaba para el poder controlar.
Otro mandatario después de este llegó,
no por los votos que aparentaba, más bien por las mentiras de su
antecesor que al pueblo cabrearon y a ese el poder dio.
Buenas intenciones, poco cerebro, pero
entero sí se mostró hasta que los señores de traje y corbata,
oscuros por dentro y por fuera también y otros uniformados lo
acojonaron y el gobierno dejó en manos de otro servil del gran
poder, don din, el que dice todo para mi y lo demás también.
Al poder llegó un mangante aficionado,
servil como perro adiestrado, que si algo del pueblo quedaba, todo lo
hipotecó para al gran poder regalar todo lo que al pueblo iba a
mangar, más para que el pueblo no se rebelara, material
antidisturbios compró, luego las leyes cambió.
Al gran malvado gobernante como un
aficionado dejó, al pueblo de hambre fue matando, y de enfermedades
aniquilando y al que protestar deseara a palos lo picaba, para ello a
los perros de caza mandaba y si defenderse quería, con la multa nada
le quedaba y a la cárcel lo mandaban, donde más palos le daban
hasta que de ellos le sangraban y al otro barrio mandaban.
Toni Oliver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario